"Pero esforzaos vosotros, y no desfallezcan vuestras manos, pues hay recompensa para vuestra obra" (2 Crónicas 15:7).
Si queremos ver a Dios en nuestras vidas, tenemos que estar dispuestas a pagar el precio de la obediencia a la palabra de Dios, practicarla, trae su recompensa para los esforzados y valientes.
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