Vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en él, de delante del cual huyeron la tierra y el cielo y ningún lugar se halló ya para ellos (Apocalipsis 20:11)
Dios me dio una vida, un alma y cada uno decide para donde va su alma, cuando la persona muere en la injusticia, los demonios del infierno recogen su alma.
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