Por cuanto Oíste.

"Por cuanto oíste las palabras del libro y tu corazón se conmovió, te humillaste delante de mi, rasgaste tus vestidos y lloraste en mi presencia, yo también te he oído, dice el Señor". 
(2 Crónicas 34:27).
Si queremos que Dios escuche nuestros pedidos y ver la manifestación de su poder en nuestras vidas,  debemos también oír su palabra y obedecerla pero siendo humildes, rasgando nuestra alma y llorando en su presencia.

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