Pueblo tuyo somos

Nadie hay que invoque tu nombre, que se despierte para apoyarse en ti; por lo cual escondiste de nosotros tu rostro, y nos dejaste marchitar en poder de nuestras maldades. Ahora pues, Señor, tú eres nuestro padre; nosotros barro, y tú el que nos formaste; así que obra de tus manos somos todos nosotros. No te enojes sobremanera, Señor, ni tengas perpetua memoria de la iniquidad; he aquí, mira ahora, pueblo tuyo somos todos nosotros.

Isaías 64:7-9


Solo la sangre de nuestro Señor Jesucristo nos limpia de todo pecado, nos purifica cuando de verdad permitimos que él nos moldee y nos haga como el quiere que seamos. 

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