"Mas si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas". (Mateo 6:15)
Si el perdón de Dios es ilimitado, quienes somos nosotros para dejar de perdonar a alguien? Cuando perdonamos Dios también nos concede el perdón y tenemos paz interior.
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