Amad

Amad, pues, a vuestros enemigos, haced el bien, y prestad, no esperando de ello nada; y vuestra recompensa será grande, y seréis hijos del Altísimo, porque él es benigno para con los ingratos y malos. Sed, pues, misericordiosos, como tambien vuestro padre es misericordiosos.
(Lucas 6:35-36) 
Mientras podamos hacer el bien a alguien no neguemos en hacerlo, independientemente quien sea esa persona, sin esperar recibir algo de ese alguien, pues Dios es misericordioso.

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