Ordena mis caminos
¡Ojalá fueran estables mis caminos para guardar tus estatutos!. Entonces no sería yo avergonzado, cuando atendiera a todos tus mandamientos.
(Salmos 119:5-6)
Que nuestra preocupación esté siempre en hacer las cosas que agradan a Dios, ser humildes para reconocer nuestras fallas para hacer su voluntad, no la nuestra, y así glorificar su nombre.
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