Siervos de la Justicia.
"Pero gracias a Dios que, aunque eráis esclavos del pecado, habéis obedecido de corazón a aquella forma de doctrina que os transmitieron; y libertados del pecado, vinisteis a ser siervos de la justicia". (Romanos 6:17-18).
Fuimos libres del pecado, a través de la obediencia en la práctica de la palabra de Dios, no para seguir siendo esclavos del pecado; y si para vivir y practicar la justicia de Dios.
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